Sobre levantamientos policiales y militancia obrera: el laberinto de la CTA y el Partido Obrero

El Colo y Leo escriben hoy.

Ayer, algunos compañeros del PTS y de la gráfica Donnelley nos hicimos presentes en una reunión en la CTA-Micheli,  para discutir la convocatoria a una marcha el próximo 19 de diciembre. A la propuesta de convocatoria del michelismo (con un temario puramente sindical, correcto –bono de fin de año, salario mínimo de $8.000, 82% móvil, etc.- pero incompleto) propusimos sumarle con jerarquía la consigna por la “Absolución de los petroleros de Las Heras”, condenado a cadena perpetua hace pocos días. La propuesta del michelismo fue incluirlo como último punto del temario de convocatoria. Pero, para peor, como buenos burócratas, hoy vemos que ni siquiera figura en la convocatoria oficial que están difundiendo.

La otra propuesta que hicimos, fue incluir alguna consigna del tipo “Aumento para los trabajadores, no para los represores”, con el fin de sentar una clara posición frente a la discusión abierta entorno a la policía, su rol (si son o no trabajadores) y su sindicalización, luego de la seguidilla de levantamientos que protagonizaron en casi la totalidad de las provincias. El michelismo no sólo se negó a incluir dicha consigna en la convocatoria a la marcha, sino que defendió, luego de esquivar el debate por un tiempo, la participación de policías en la marcha del 19 de diciembre bajo las banderas del SIPOBA, un agrupamiento de uniformados policiales que reivindica en un comunicado “la legitima protesta desde las bases” de la autodenominada “familia policial».
Por último pero no menos importante, planteamos que la convocatoria no dice “ni mu” sobre las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, que dejaron más de treinta muertos en manos de la cana a a quien la CTA da la bienvenida. La CTA –que en su momento carnereó las jornadas del 2001- quiere sentar un precedente nefasto, donde los compañeros caídos y el pedido de justicia deja de ser parte de la convocatoria en una marcha que, justamente, se hace como conmemoración del 19 y 20 de diciembre del 2001.
Mientras dábamos estas importantes peleas con otras organizaciones, el silencio del Partido Obrero era inversamente proporcional a los lugares que tenían reservados en el palco con la burocracia michelista. Abandonar las banderas del 19 y 20 de diciembre y marchar con la policía. Ese es el precio que el PO le pone para que le den dos oradores; una por su “Corriente Sindical” y otro por la FUBA.

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Una militancia obrera sustentada a fuerza de ideas.
 A la reunión de la CTA le sucedió una reunión de la Mesa Ejecutiva de la FUBA, para “poner los papeles en regla” y votar la participación de la Federación en algo que ya estaba previamente rosqueado. Ahí nos hicimos presentes, también con la compañía de los trabajadores de Donnelley. El “silenzio stampa” del PO en el local de la CTA, se había convertido, para nuestra sorpresa, en una catarata de acusaciones para con los que no queríamos marcha con la cana, ni bajar las banderas del 2001. En el derrape sin tapujos, pudimos ver al Presidente de la FUBA diciendo barrabasadas tales como que “…seguramente habían estado varios googleando estos días qué era el Sindicato de Policías que nadie conoce…”, planteando en forma de chicana su desprecio a colocar este problema como un elemento central de delimitación política de todos los que, por una vía u otra, buscan lavarle la cara a esta fuerza asesina que bien ganado tiene el nombre de “maldita bonaerense”. Más allá del estilo degradado que lucen estas reuniones de la Federación, el dialogo que se estableció entre los compañeros de Donnelley por un lado y el presidente de la FUBA por otro, dejó buenas lecciones de aquello de lo que hablamos cuando decimos “nueva militancia obrera”. En la exasperación del debate y como quien quiere cortar un debate que mucho sentido no tiene, el presidente de la FUBA dejó salir de su boca que además el PTS los había “traído acá hacer papelones”. Los usos y costumbres dejan huella y quizá Julián, el susodicho presidente de la FUBA, pensó que todas las organizaciones “traen y llevan” gente, cual empleados de algún mandamás para lograr algún cometido. Sabemos que en nuestro país es una práctica común, ya que el clientelismo ha perforado muchos planos de la vida política y social, llegando muchas veces a expresarse de manera cruda en el funcionamiento de los movimientos piqueteros que “coordinaba” la izquierda cuando este estuvo en ascenso. Los compañeros de Donnelley dejaron muy claro cuál era su objetivo en esa reunión y respondieron, luego de tamaña acusación (básicamente el mensaje era:  “ya termino el show de los» traídos» por el PTS, sigamos la reunión”) con mucha altura. Dejaron en claro que el PTS no los “traía” a ningún lado (esos son métodos de la burocracia), algunos de ellos incluso no eran del PTS, y que –además- ellos venían a transmitir las discusiones de la fábrica porque consideraban de mucha importancia la discusión y, que no era una fábrica “del PTS”. A eso, le sumaron una invitación al Presidente de la FUBA para que vaya a explicar la posición del PO a la Asamblea de la fábrica (e insistieron los compañeros, hasta llevarse anotado su teléfono, para llamarlo y concretar la invitación). Y, cerraron; “El problema que tenemos nosotros es que ahora tenemos que convocar a asamblea en la fábrica, y no podemos decirles a los compañeros de ir a una marcha donde no sabemos si va a ir la policía que nos reprime». Compañeros del PO: Militancia por las ideas sí, gente “traída a hacer papelones», no.

A continuación de este dialogo ilustrativo, a instancias del PO (y con nuestro voto en contra y el posicionamiento de la Norberto Blanco), se resolvió que la FUBA va a marchar el 19 con la policía. Aunque también, a propuesta de la Juventud del PTS, con el apoyo de Marea Popular, el CAUCE y la CRCR (y la negativa de IS y el PO), se resolvió que la FUBA participe de la convocatoria a una marcha para el 20 de diciembre, que plantee bien claro, entre otras cosas;
– “Aumento para los trabajadores, no para los represores”.
– “Absolución a los petroleros de Las Heras y a los más de cinco mil procesadores por luchar”.
– “En memoria de los compañeros caídos en las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001”.
Para finalizar, desmenucemos la discusión;

“Aumento para los trabajadores, no para los represores”

Cualquiera que lea los diarios, mire la tele, o sólo abra los ojos, podrá ver que desde el amotinamiento de las fuerzas represivas en casi todas las provincias argentinas, se ha instalado un debate en la sociedad sobre el carácter de clase de la policía, si son o no trabajadores y si deben sindicalizarse.
Si bien el Gobierno cedió al chantaje policial, otorgando los aumentos y la impunidad exigida por los que organizan el delito y la redes de trata (uno de los pedidos era la “exoneración”), y los policías “cantan victoria”, ahora deben enfrentar el desprestigio y el desprecio de importantes franjas de la población trabajadora, que los vieron pasar por un rato de las redes de trata y el gatillo fácil, a la organización de los saqueos. En Tucumán, por ejemplo, sobran las anécdotas; desde el colectivero que para el bondi hasta que un policía no se baja, hasta los pequeños comerciantes que ponen carteles: “Panchuques para policías $ 100, gente común $ 5”.
Frente a la discusión abierta, los revolucionarios no podemos “hacernos los tontos”, dejar correr, y –para colmo- marchar junto al Sindicato Policial de Buenos Aires (SIPOBA), como si fuesen “compañeros” de los trabajadores. Tomándole el guante al mártir de Chicago George Engel (que dijo; “mi mayor deseo es que los trabajadores sepan quienes son sus amigos y quiénes son sus enemigos”), desde el PTS somos bien claros; un policía, no es un trabajador, es un represor. Estamos en contra de su sindicalización, que sería abrirles una vía para que los verdugos se metan en las organizaciones de los trabajadores. Y, cuando dicen “aumento de salario y mejores condiciones de trabajo”, están diciendo; “si me pagan mejor, reprimo mejor, con mejor armamento y ganas, y estoy en mejores condiciones para organizar el delito, someter a más mujeres en redes de trata, y bajar pibitos en los barrios por medio del gatillo fácil”.
Las fuerzas represivas muestran cada vez que puede su conciencia de clase. Tanto apaleando, reprimiendo o persiguiendo trabajadores, como cuando “algún despistado” quiere llevarles una solidaridad que no aceptan. Recordemos a Vilma Ripoll, del MST, hace un año cuando fue al motín de los prefectos (para no perder la costumbre en esto de apoyar represores) y le dijeron, clarito; “ándate de acá, zurda de mierda”. Parece que la conciencia de clase que les falta a unos, les sobra a otros. Pretender tapar toda esta cantidad de elementos políticos que impactan en la relación entre las clases bajo una discusión de que “ahora vamos por el salario” no aporta al fortalecimiento de los trabajadores y la juventud obrera y estudiantil.

“Absolución a los petroleros de Las Heras y a los más de cinco mil procesadores por luchar”

La semana pasada, la propuesta del Gobierno era que festejemos en silencio el show de los treinta años de democracia. Mientras, se amotinaban canas y les daban aumento para que repriman mejor. Mientras, a instancias del FpV, el Senado avanzaba en el pliego de Milani, para tener al mando del Ejército un torturador de la dictadura. En ese marco, la sentencia a los petroleros de Las Heras (http://pts.org.ar/Por-la-absolucion-de-los-petroleros-de-Las-Heras-24451), con cuatro condenas a cadena perpetua, busca sentar un precedente nefasto y amedrentar a los trabajadores que se organizan. Por eso, es de primer orden levantar la campaña por la absolución de los compañeros. Están judicializando, torturando y condenando a los que peleaban por mejores salarios, en contra del impuesto al salario y por otras reivindicaciones. Es un ataque testigo a la vanguardia obrera. Y si tocan a uno, tocan a todos.

“En memoria de los compañeros caídos en las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001”

El gran ausente en la convocatoria de la CTA, es el punto que conmemora la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre del 2001. Su propuesta, es que enterremos el pedido de justicia por los más de treinta compañeros que cayeron en esas jornadas. Sería la primera vez, desde el post 2001, que dejamos de movilizarnos por esa razón. A contramano, el michelismo no se sonroja por salir a compartir las calles con la policía mezclada entre los trabajadores. Hablar de los caídos del 2001, dicen que no. Pero marchar con los que balearon a Pocho Lepratti, cuando pedía que tan solo no disparen, que había pibes comiendo, sí. Nos invitan a salir a pedir aumento con los que reventaron de un disparo al maestro Fuentealba, justamente, por pelear por mejores condiciones de trabajo para los docentes. Quieren que despleguemos nuestras banderas con los que liberaron la zona para que la burocracia liquide a nuestro compañero Mariano Ferreyra.

Por todo eso, con varias organizaciones nucleadas en el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, estamos ultimando los detalles para la marcha que realizaremos este viernes 20 de diciembre, a las 17hs en Avenida de Mayo y 9 de Julio, para movilizarnos al acto donde hablarán, además de referentes políticos y de Derechos Humanos, los compañeros petroleros de Las Heras, condenados a cadena perpetua.
Sobran razones para NO ir el 19 de diciembre a marchar con la policía. Y sobran razones para mantener nuestras banderas, en alto y sin mancharlas, este viernes 20, en las calles.

La UBA y una democracia puesta en cuestión

La UBA y una democracia puesta en cuestión

“Se nos acusa ahora de insurrectos en nombre de un orden que no discutimos, pero que nada tiene que hacer con nosotros. Si ello es así, si en nombre del orden se nos quiere seguir burlando y embruteciendo, proclamamos bien alto el derecho a la insurrección.” Manifiesto Liminar de 1918, Reforma Universitaria, Córdoba.

Escriben hoy, Ceci (Consejera Directiva por la mayoría estudiantil de Sociales) y Facu (Consejero Directivo por la mayoría estudiantil de Filo)

Las palabras y los hechos no siempre dicen lo mismo. Las máximas autoridades de la Universidad de Buenos Aires han hablado, escrito y actuado para mostrar una universidad democrática donde de lo que se trata es de «profundizar el modelo», mientras se preparan para la realización de una nueva farsa denominada «Asamblea Universitaria», a realizarse el próximo jueves 5/12. Sin embargo, palabras y hechos no hablan por igual.

Paradoja evidente para quienes conocen el mundo de la vida político/académica de la UBA y deciden mirarla directamente a la cara, la democracia no es tal en esta institución en la que el debate de ideas en todos sus niveles debería abundar, pero en la que hace tiempo este se ha osificado.  La estructura de gobierno de la UBA, es la expresión máxima de un régimen bajo el cual se ha transformado a una de las Universidades más importantes y prestigiosas de Latinoamérica en una prestadora de servicios a terceros.

Barbieri, vicerrector de la UBA, decano de la facultad de Económicas y el candidato para suceder a Hallú, se ha pronunciado al respecto del problema de la democracia, aludiendo a la UBA como “una universidad profundamente democrática, no debe haber universidad en el mundo que tenga el nivel de participación que tiene la UBA” En las últimas elecciones votaron más de 160 mil estudiantes, más de 38 mil graduados, más de cinco mil auxiliares docentes, y más de cuatro mil profesores regulares que llegaron a su cargo por concurso. En ese sentido, la democracia interna de la UBA es única, la prueba está en que en varias partes del mundo quieren adoptar nuestro modelo de participación. Con más cinismo que perspicacia, el candidato omite el debate fundamental: cuál es el peso que tiene en los organismos de decisión de la UBA el voto de cada uno de los claustros que son elegidos por esa cantidad de votantes que Barbieri menciona.  Mientras que 3.000 profesores concursados son representados por 104 consejeros de las distintas facultades, los casi 300.000 estudiantes están representados por tan solo 52 consejeros. Los 20.000 no docentes ni siquiera tienen representación.

Hasta acá con las palabras del candidato a rector. Respecto de sus hechos mencionaremos dos. Mediante una carta formal a la jefatura de gabinete de la Presidencia y en una entrevista con el Jefe de Gabinete Capitanich, Barbieri acudió al poder ejecutivo para que facilitara las instalaciones del Congreso Nacional para la realización de la Asamblea con el objetivo de garantizar el «normal» funcionamiento de la misma. Asamblea Universitaria + Congreso Nacional, partiendo de la experiencia cercana, suenan a operativo policial para perpetuar el destino de nuestra universidad. Ya en 2006, la UBA apeló a los favores del gobierno nacional para intentar elegir a un hombre ligado a la dictadura, Atilio Alterini. La defensa de la “democracia” universitaria se realizó en esta oportunidad con la pequeña ayuda de las dotaciones de infantería de la Policía Federal que se encargó de ”moderar” la sesión reprimiendo con saña a los estudiantes y docentes que se movilizaban. Barbieri, que cuenta con un sueldo cercano al millón de pesos, ha logrado transformar a la facultad que dirige en un modelo de privatización, mediante convenios con empresas privadas, consiguiendo de auspiciantes a los grandes estudios contables del país y metiendo incluso al Banco Santander adentro del propio edificio además de contar con el mayor de los apoyos por parte del Gobierno Nacional.

Pero también están quienes tildan al bloque de Barbieri de “coalición profesionalista conservadora”, diciendo que son muy diferentes de estos y proclamándose como los que impidieron que en 2006 se elija a un funcionario de la última dictadura como Alterini -como con total cinismo deslizó Caletti recientemente en Página 12- mientras en vano pretenden ocultar que en verdad fue su gobierno, con la ayuda de la Federal, el que intentó imponerlo durante 8 meses frente a la enorme lucha del movimiento estudiantil organizado que logró impedirlo. Después de haber visto a los falsos “progresistas” de Postolsky, Morgade y Aliaga garantizar sus sillones con los mismos métodos antidemocráticos de quienes dicen repudiar (con patotas en Exactas y hasta la federal en el rectorado como en el caso del “flamante” decano de Sociales) su crítica solo puede entenderse como una farsa.

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Por fuera de los bloques que acompañan a Barbieri y de quienes se agrupan detrás de la candidatura de Federico Schuster, hay un dato importante que habla de la situación política que atraviesa la UBA. La elección del Frente de Izquierda, del que la Juventud del PTS forma parte, fue realmente importante dentro del claustro estudiantil. La conquista de las mayorías de consejeros directivos estudiantiles en las facultades de Sociales, Filosofía, Psicología y exactas, además de las que conquistaron algunas de las fuerzas que conforman el FIT por separado, expresa un sector extendido de estudiantes que han optado por una perspectiva de independencia política del movimiento estudiantil respecto del gobierno y de las autoridades de la Universidad. En la Asamblea Universitaria, así como en el conjunto de los órganos de gobierno, la representación devaluada que tiene el claustro estudiantil en los órganos de gobierno distorsiona esta realidad política, dándole mayor peso a los núcleos de docentes y graduados.

Finalmente, la democratización de la UBA y el debate alrededor de cómo tiene que ser gobernada, abre las puertasal verdero debate: ¿en función de qué objetivos y al servicio de quiénes tienen que estar puestos sus recursos, materiales e intelectuales? Es decir, ¿qué rol social va a jugar nuestra Universidad de Buenos Aires? Una institución que aglutina a más de 400.000 estudiantes, docentes y no docentes, hoy está condenada por quienes la gobiernan a cumplir su función de engranaje al servicio de la ganancia de los capitalistas. La injerencia de empresas privadas que a través de la financiación externa actúan diseñando los contenidos de las carreras, utilizando a los estudiantes como mano de obra calificada y barata; la degradación de las carreras de grado y el sostenimiento de posgrados pagos que elitizan el acceso a la educación, son los ejemplos más crudos de esta realidad.

¿Qué pasaría si se pusieran los conocimientos de miles de estudiantes, docentes e investigadores en función de aportar a resolver los grandes problemas de las mayorías trabajadoras? Las condiciones del transporte y la vivienda son padecidas por miles de trabajadores en la capital federal y el gran Buenos Aires. ¿Por qué la UBA no se propone poner los conocimientos de arquitectos e ingenieros al servicio del desarrollo de planes de vivienda y obra pública? Queremos “acuerdos” y “contratos”, pero no con las mesas ejecutivas de las grandes empresas, sino con las organizaciones de trabajadores y sobre todo aquellos que luchan contra la injusticia y la explotación. Hacen falta médicos capaces de desarrollar una política de salud verdaderamente preventiva, que parta de eliminar enfermedades que ya tienen cura y que se hallan fuertemente ligadas a la pobreza. Y en el campo de las ciencias sociales y humanidades generar un conocimiento crítico que combata la avalancha de ideología dominante. Tales ideas evidentemente encontrarán las mayores trabas de parte de quienes hoy usufructúan la estructura de la Universidad en función de sus ganancias privadas.

La democratización de la Universidad entonces tiene como objetivo terminar con el lobby en el que se han transformado los órganos de gobierno. Para nosotros es necesario pelear por conquistar la mayoría estudiantil en esos órganos, establecer un claustro único docente incorporando a los miles de docentes no concursados y ad-honorem, junto con la voz y el voto para los no-docentes. Las camarillas de docentes y funcionarios que gobiernan la Universidad incluso reciben como ”recompensa”, salarios de privilegio, lo que muestra los rasgos de casta que se profundizan en este pequeño sector de la comunidad Universitaria.

AFICHE JPTS

 

Los estudiantes, hemos estado a la cabeza de los grandes hitos en la historia de la Universidad. Ahí están los insurrectos de la reforma del ´18 que pusieron en cuestión el régimen vetusto que imperaba entonces; los compañeros y compañeras que enfrentaron el avance de las leyes privatistas del menemismo en los 90; los que junto a los docentes protagonizamos masivas movilizaciones en el 2005 y el 2010 contra los ataques a la educación; los que hemos desde hace años mantenido vigente la lucha por la educación pública, y finalmente los que este año protagonizamos importantes movilizaciones como los estudiantes de La Rioja y Tucumán. Hoy somos, junto a los docentes y no-docentes que buscan avanzar en una verdadera democratización, quienes tenemos la tarea de llevar esta pelea a fondo. Por eso, hoy como en el 18, proclamamos bien alto nuestro derecho a la insurrección.